lunes, 6 de julio de 2009

Nuestros Leónidas de San Carlos

Nuestros Leónidas de San carlos
Por Pedro Lapido estran


Teniente Primero Esteban, Subteniente José Vázquez, Subteniente Reyes,
y los hombres a su mando.

En la foto, el hoy Coronel Carlos Daniel Esteban, con el entonces subteniente José Alberto Vázquez, luciendo con orgullo su medalla al valor en Combate.
Bib. La Nación 2 de Abril del 2006

Ver: "El equipo de combate Guemes" en La Compañía C, lucho en San Carlos contra la cabecera de playa Británica, contraatacó en Darwin-Goose-Green, cuando la posición estaba perdida, y una de sus secciones siguió en combate hasta el día final, cuando sólo quedaban seis de sus veinte hombres, después de 25 días detrás de las líneas enemigas.
El teniente primero Esteban, tenia entonces 28 años y su compañero Vázquez, 25. En ese momento ambos eran padres de niños que no superaban los seis meses. Dos secciones de la compañía C (Esteban) y la sección de infantería del Regimiento 12 (Vázquez), son dirigidas a San Carlos el 15 de mayo, con la misión de dar alerta sobre movimientos de buques en el estrecho que separa la isla Soledad de la Gran Malvína, con soldados de sólo 45 días de adiestramiento militar.
Sesenta hombres en total, que reciben el bautismo de fuego en una guerra moderna el 21 de mayo, cuando unos 400 paracaidistas británicos avanzan a 400 metros de los 42 argentinos. ( 20 estaban separados en un puesto de observación a cargo del subteniente Roberto Reyes), Y el primer helicóptero ingles llega hasta ellos. ¿Con qué repelerlo es la pregunta? Esteban no duda: Con lo que tienen. Al disparo de Esteban, cuarenta fusiles al unísono hacen fuego contra la máquina. Mil disparos de fusil concentrados en un helicóptero. La máquina cae; y tal vez fue ahí cuando se escuchó el primer "Viva La Patria", tantas veces repetido en el suelo y el aire de Malvinas. Y un segundo helicóptero, y un tercero y un cuarto. Cuatro helicópteros de guerra, ¡derribados con fusiles! Superados luego por las fuerzas enemigas en una proporción de 10 a 1, Esteban y sus hombres se retiran sin alimentos ni municiones, caminando tres días por un territorio inhóspito en dirección a Puerto Argentino.
Mientras, el subteniente Reyes y su grupo, habían librado un corto y violento combate en la madrugada del 21 de mayo. Primero sufrió el bombardeo naval a sus posiciones y luego un ataque del Special Boat Squadron (SBS), comandos navales, y de varios blindados anfibios. En esa acción sufrió 6 bajas. Ante la gran escala del desembarco, y habiendo perdido casi la mitad de sus hombres decide, aprovechando la escasa visibilidad de la noche, tratar de salir del cerco en que se estaba metiendo para evitar ser aniquilado. Lo logra 24 horas después e inicia un repliegue que dura casi 20 días, sin comida, a la intemperie y graves problemas de salud, llegando a tener que, con un cortaplumas, amputarle un pie a un cabo.
Ya había caído Puerto Argentino y Reyes, con 5 soldados famélicos que le quedaban, desnutridos y algunos ya sin dientes por la descalcificación, es rodeado al fin por fuerzas inglesas que le piden la rendición. Les pregunta a sus soldados si están dispuestos a combatir. Pero éstos no contestan, sólo esperan la orden de su jefe, como siempre. Reyes, mirando las agotadas expresiones de sus hombres y sabiendo que no tenía la menor posibilidad de éxito, se rinde. El También recibirá la medalla al valor en combate.
Esteban y sus hombres, llegan a Puerto Argentino. Ya habían cumplido su misión en forma más que valiente. Pero después de un descanso piden partir a Darwin, donde otras secciones de su compañía C a cargo de los Subtenientes Estévez y Gómez Centurión estaban en combate. Y todos sus hombres lo acompañan.

Por eso desde este sitio he asumido el compromiso de rebatir los escritos que pululan por ahí, de ignorantes mal informados, asesorados y dirigidos por los antipatria de siempre que solo obedecen a sus intereses espurios, y que se atreven a escribir que nuestras Fuerzas Armadas no combatieron, colocando a los HÉROES en la misma lata que a los militares represores y cobardes, sin medir el daño que le están infligiendo a los valientes y con una irresponsabilidad tal, que hace que no merezcan la libertad de la cual están disfrutando.